lunes, 9 de julio de 2007

En la colonia...

Durante la época de la colonia, en el tiempo en que el cielo era más claro, las estrellas eran mas visibles y llovían rosquillas, en esa época, hubo una chava llamada Esmeralda que vino de España en busca del amor.
El problema era que ella no era...no era muy agradable a la vista. Pero eso no le impidió conquistar el corazón de un bardo encantador. Todos sabían que él había sido hechizado por una gitana, que por sólo 2 gallinas y un kilo de hígado de bacalao le hizo el favor a la desdichada Esmeralda de tomarlo como su esposo.
Llegó un momento en el que el hechizo terminó.
El bardo, que por cierto se llamaba Xa-man, se enojó mucho, mucho; tanto que el hechizo se invirtió y termino convirtiéndose en un pollo gigante, sus ojos verdes cambiaron a morados, tenía plumas tan filosas como una daga y un pico con sed de sangre.

Esmeralda se quedó atónita, no sabia que hacer, sólo tomo a su hijo en brazos –si ya tenían un hijo, varón (no perdían el tiempo, recuerden que no había tele)- y fue con la gitana pero el pollo gigante se había adelantado y se la había tragado enterita.
Lo único que a Esmeralda se le ocurrió fue regalarle a su hijo. El pollo gigante lo aceptó y se lo comió. Y Esmeralda se la pasó diez años de su vida robando niños para que el pollo gigante comiera. Hasta que un día explotaron sus tripas de tanto comer y lo hicieron adobo.


mmm...Adobo.